Si tus peques se chiflan por los superheroes pero tienen dermatitis, prueba los jabones de glicerina, está probado que son muy eficaces, en este caso, un encargo especial, que combina la originalidad de las formas con la ausencia total de perfume y color, conservando la base de Glicerina 100% vegetal.
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La dermatitis
atópica, también denominada “eczema atópico”, es una enfermedad de
la piel, de carácter crónico, acompañada de prurito e inflamación que
evoluciona por brotes. Suele afectar a niños a partir de los 3 meses
(especialmente en pliegues y zonas de flexión), aunque lo habitual es que
remita en la adolescencia.
Con el
paso del tiempo, y gracias a la innovación de los tratamientos, los brotes cada
vez son menos frecuentes y la sintomatología de la enfermedad más llevadera. Su
evolución es paralela a la maduración del sistema inmunitario, por ello, en
edades adultas, en muchas ocasiones el problema queda solucionado.
El tratamiento es clave
Debido a la
inflamación que experimentan estas pieles, la epidermis tiende a secarse en
extremo, por ello, para iniciar un buen tratamiento, hay que pasar por una
limpieza extremadamente delicada evitando sustancias sintéticas y sulfatos
o cualquier otro activo potencialmente alérgeno y optar por jabones suaves y
naturales, ricos en sustancias grasas (mejor los de factura
artesanal), elaborados a base de glicerina y extractos de plantas,
aceites vegetales como el de oliva o girasol y sustancias que nutran la piel
sin agredirla.
La
epidermis debe mantenerse constantemente hidratada y nutrida, mejor apostar
por extractos botánicos de reconocida eficacia contra la atopia, como la
caléndula, la manteca de karité o la avena. La fiebre eco nos ha dejado un buen
arsenal de marcas y productos, incluso certificados por los Organismos Eco más
afamados, elaborados de forma natural y con el máximo respeto a las pieles más
delicadas.
De
igual modo, el sol es un buen aliado para que la atopia remita
espontáneamente, pero hay que tomar medidas de precaución extremas
eligiendo productos con un buen nivel de fotoprotección, que no incluyan
sustancias sintéticas que podrían agravar el problema. ¿Lo mejor? Elegir las
gamas solares específicamente formuladas para pieles atópicas.
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